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Sergey Romanov, Director Técnico de Arquitectura de AECOM, le explica a Cornerstone cómo el rápido y complejo desarrollo de las ciudades lleva al uso de tecnologías digitales inteligentes en proyectos de arquitectura. También nos cuenta como los moscovitas, como él, se adaptan a estos cambios.

¿Cómo se está adaptando la arquitectura al desarrollo de la ciudad moderna?

La arquitectura es un campo de conocimiento, arte y ciencia capaz de preservar los logros del pasado y también de enfrentarse a nuevos retos con clara estrategia. Es la herramienta principal en el desarrollo de las ciudades y abarca todas las facetas de la vida urbana: el urbanismo, las viviendas y el nivel de vida, las carreteras y gestión del tráfico, la producción de energía y el ahorro energético, la climatización y servicios médicos, zonas de ocio y edificios residenciales…. El arquitecto es el único que puede ofrecer un boceto general de cómo será el proyecto acabado, incorporando su tecnología, estructura, estética y conceptos de ergonomía.

 

 

Las ciudades modernas suelen seguir uno de losdos caminos posibles: se pueden convertir en ciudades densas o nexos para los negocios, caracterizadas por rascacielos y el transporte subterráneo, o pueden optar por ser ciudades sostenibles, que tienen en cuenta su impacto medioambiental y dan prioridad a las zonas de ocio, parques y jardines. El desarrollo rápido y complejo de las ciudades da pie a la utilización de tecnologías digitales inteligentes y hace necesario trabajar con arquitectos que aporten conocimientos específicos. Elementos del diseño tradicional, como los dibujos a tinta sobre papel o las maquetas hechas de madera, cartón, cartón pluma o corcho ya son sombras del pasado. Además, las nuevas normativas de seguridad, ergonomía, recursos naturales, gestión de energía e impacto económico elevan el listón en cuanto al diseño arquitectónico y la calidad de los materiales utilizados.

 

¿Qué técnicas se están incorporando en la arquitectura actual?

Una gran ola de nuevas tecnologías ha llegado en los últimos 25 años que ha requerido de software y materiales de última generación a medida que los diseños se han vuelto más complejos. Cada proyecto es más complejo que el anterior. Encontramos un ejemplo en el uso del diseño 3D y la tecnología BIM (Building Information Modelling). Cada vez más, los arquitectos están sustituyendo los programas de diseño 2D — dibujar en plano ya es una práctica obsoleta — por software de modelado e impresión 3D. Además, la tecnología BIM incorpora todos los elementos de un diseño en un modelo único inteligente, bien coordinado y en 3D.

La mayoría de proyectos ya utilizan herramientas 3D de principio a fin. Hoy en día, se puede imprimir una maqueta conceptual y tenerla acabada en cuestión de horas. Para nuestro proyecto del auditorio de Sochi — un edificio de 33,000 metros cuadrados para conciertos, ópera y danza — utilizamos un programa para crear un modelo digital. Todo ello en 3D. Después, con una impresora 3D imprimimos la maqueta. Fue un diseño especialmente complejo por su característico techo suspendido y su forma singular.

La arquitectura biónica — el diseño y construcción de edificios expresivos con formas inspiradas en la naturaleza — es otra técnica que está impactando en el diseño actual. El diseño de los aviones, por ejemplo, se basa en el silencioso vuelo del búho, el tejido de la piel de tiburón y las alas de los insectos, que giran de forma natural. El software también ha evolucionado. Para diseñar la nueva sede del canal de televisión ruso, NTV, en Moscú, AECOM utilizó un programa que originalmente fue desarrollado en 1977 para fabricar aviones de combate. Este programa en 3D, CATIA, permite manejar las formas innovadoras del diseño industrial y fue la opción ideal para diseñar las complejas fachadas asimétricas del edificio.

 

En el número anterior de Cornerstone, nuestro especial sobre Moscú retrató una ciudad en transición. Los moscovitas como tú y la ciudad en sí, ¿cómo llevan esta transformación del entorno urbano?

Moscú, mi ciudad, lleva muchos años de desarrollo y su superficie casi se ha duplicado. Es una megalópolis en pleno crecimiento, con un plan urbanístico para la zona de Nueva Moscú que busca compaginar áreas residenciales, de trabajo y de ocio.

El centro se ha adaptado para dar prioridad a los peatones, los espacios verdes y las zonas de entretenimiento. Hay menos tráfico, que se traduce en más aire fresco y un mayor confort. Se han restaurado muchos edificios históricos y ese proceso sigue en activo. Los barrios industriales se están sustituyendo por rutas peatonales en todo el centro de la ciudad así como las zonas y edificios industriales más grandes se están renovando o siendo sustituidos por edificios públicos de apartamentos que lucen fachadas modernas y cumplen con los requisitos medioambientales más exigentes.

Los ciudadanos ven estos cambios con buenos ojos. Los conductores, por ejemplo, al principio descontentos con las limitaciones de tráfico, ahora disfrutan del aire fresco y limpio, además de los jardines que ofrecen un entorno más saludable y tranquilo para todos. Los residentes obligados a dejar sus antiguos hogares en los típicos edificios de cinco plantas, construidos en hormigón, ahora tienen apartamentos modernos con ascensores, balcones y cocinas más grandes. Para algunos, estas demoliciones destruyeron no solo los edificios sino también su sentido de pertenencia e historia. Para otros, marcó un nuevo comienzo, aunque no tendrán que mudarse muy lejos ya que las autoridades han prometido realojarlos en los mismos barrios.

 

Fuiste profesor en una escuela de arquitectura durante mucho tiempo. ¿Cómo ha impactado tu carrera anterior en tu trabajo actual?

Tras graduarme en la Escuela de Arquitectura de Moscú (Moscow Architectural Institute, MArchI), trabajé durante nueve años en un estudio de arquitectura mientras cursaba un programa de postgrado y escribía mi tesis. Luego fui a MArchI, donde ejercí de profesor durante 11 años. Fue un periodo muy importante de mi vida; me aportó muchísima experiencia y conocimientos de las diferentes visiones del diseño y prácticas arquitectónicas de todo el mundo gracias a escuelas como Columbia, SCI Arc, Dortmund y Lyceum Fellowship.

Con esta experiencia, aprendí que para un arquitecto es muy importante estar involucrado en algún tipo de programa educativo. La mejor forma de compartir y divulgar mi profesión es a través de trabajos y experiencias prácticas. Los profesores también pueden beneficiarse de este intercambio, aprendiendo de la visión y planteamiento más actual de los estudiantes, lo cual les permite reinventar la arquitectura de forma continuada. En 1998, después de MArchI, volví a trabajar en un estudio, aunque seguía colaborando con la escuela. En 2017 me incorporé a AECOM con todo mi equipo tras tres años de trabajo conjunto para la sede de NTV.

Mi carrera profesional ha dado muchas vueltas. Pero no ha sido cuestión de suerte o destino; todo lo planifiqué con antelación. En cada experiencia laboral, una vez que asimilé todo lo que podía aprender, sabía que era el momento de dar otro paso.

 

¿De qué estás más orgulloso?

Considero que mi mejor proyecto es mi hijo. También es arquitecto, muy conocido en Moscú. Cuando trabajaba en MArchI, él fue alumno allí. Pasábamos muchas horas cada día repasando y hablando de sus proyectos, haciendo bocetos, dibujando, pintando. Fue muy importante para mí compartir mis conocimientos con él. Soy feliz de haber podido influirle en su carrera. Ahora trabaja en una gran empresa, proyectando edificios residenciales y de oficinas.