Con un crecimiento del PIB del 2.8% en 2014 y un 3.5% en 2015, Rumania es el país con mejor resultado dentro de la Unión Europea (UE), con una previsión de crecimiento del 4.1% para 2016, según la Comisión Europea.
Este crecimiento ha situado a Rumania en el punto de mira como un mercado de gran atractivo para la inversión inmobiliaria en un futuro próximo. Varios medios se refieren a Rumania como una “economía tigre” dentro de Europa. Pero, ¿realmente este crecimiento representa una clara señal para futuras inversiones extranjeras?
Rumania es el país más grande del Sureste de Europa, con una población cercana a los 20 millones de habitantes. Conocido por sus paisajes de gran belleza, el país está compuesto por 37 millones de hectáreas de terreno cultivable, bañado por la costa del Mar Negro y rodeada por sus impresionantes montañosas. Además, actualmente se están produciendo inversiones significativas desde el sector bancario, energético, biotecnológico, manufacturero, electrónico, productos de consumo o de las telecomunicaciones, atraídos por una mejora de la cualificación en la población activa, así como el incremento medio de los salarios.
Aunque no ha encontrado más que obstáculos desde la apertura del mercado en los 80, Rumania ha luchado para aplicar continuadamente diferentes reformas socioeconómicas. A pesar de sus esfuerzos, se ha sido salpicada por la corrupción y la inestabilidad política incluso después de su ingreso en la UE en enero de 2007. La crisis financiera global también tuvo un fuerte impacto sobre Rumania, obligando al país a adoptar medidas de austeridad en 2010 y, causando un malestar general entre su población. Rumania tuvo que aceptar ayudas del Fondo Monetario Internacional (FIM) en 2011, por un valor de 13.000 millones de dólares.
La reciente recuperación económica de Rumania se ha visto acompañada de un crecimiento positivo del sector inmobiliario. Por ejemplo, el mercado de oficinas en Bucarest se encuentra ahora mismo en su máximo punto de recuperación, registrando un volumen record de ventas post crisis, así como un incremento de stock de calidad. Una ocupación de casi la mitad del mercado de oficinas, es un buen indicador de un crecimiento sano del mercado. Se espera que la demanda continúe con tendencia alcista, dado el interés de las empresas de entrar o expandir su negocio en Rumania. Las capitales regionales continúan siendo destinos competitivos para la Externalización de Procesos Comerciales (BPOs) y Centros de Servicios Compartidos (CSC), con la demanda de espacios para oficinas extendiéndose a su vez, a ciudades terciarias.
En cuanto al espacio comercial, la oferta actual se encuentra en torno a los 3 millones de m2, con el stock de m2, ligeramente por debajo de Francia, líder en el mercado Europeo. Y, aunque a la par con Varsovia, Bucarest es una de las ciudades menos saturadas dentro de la “nueva” Europa. Con aproximadamente 200.000 m2 de espacio comercial de nueva construcción en 2015, la mayoría ubicados en la capital rumana, los inversores continúan capitalizando la rentabilidad y el creciente volumen de inversión en los últimos años.
Por otra parte, la inversión intertrimestral ha acelerado el desarrollo de la cartera de activos en todos los sectores, con un consecuente incremento en los costes de construcción. La falta de capacidad generalizada de los contratistas unida al incipiente desarrollo de la cartera de de activos tendrá como consecuencia un incremento en los costes de las licitaciones debido a la inflexibilidad de la limitada cadena de suministros local e incapaz de adaptarse a tiempo al paisaje cambiante.
Hay cada vez más indicios de que el 2016 marcará la vuelta del sector industrial, una tendencia que ya fue evidente en las grandes transacciones del año pasado. Este regreso ha reactivado una gran cantidad de proyectos que se encontraban paralizados y, con los terrenos ya en manos de los promotores más importantes, está llegando rápidamente de nuevo al mercado.
La cartera de oficinas de Rumania en la cúspide del crecimiento está repercutiendo en el precio del terreno, servicios profesionales y en los trabajos de construcción. Cada vez más inversores están explorando la entrega de nuevas promociones a través de servicios de Construction Management para reducir costes y riesgos, mientras se incrementar la flexibilidad en el proyecto.
La absorción del nuevo producto de oficinas ha sido significante en estos años. Los promotores con terreno están mirando la posibilidad de retomar los proyectos actualmente paralizados, con nuevos edificios ya levantándose de proyectos previamente aprobados. A pesar del incremento de costes, una mayor cartera de activos hará que los alquileres no incrementen, y los promotores se centren más en capitalizar la rentabilidad para conseguir un retorno de la inversión. Como consecuencia, la eficiencia y la calidad del producto de inversión están creciendo a un nivel típico de mercados más maduros.
Rumania es, sin duda, el último mercado emergente que queda en la UE y, con una previsión de estabilidad y aumento de la inversión en los próximos años, no cabe duda de que estará en el foco de las futuras inversiones del mercado inmobiliario.