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La tecnología digital está impulsando la creación de centros de trabajo más eficientes, sostenibles y productivos, afirma el Director de Edificios Inteligentes de AECOM, Tony Buckingham.

Estás en el coche, de camino a una oficina que no conoces y dónde vas a presidir una reunión crucial. Pero el edificio está habilitado para dispositivos inteligentes, así que te sientes relajada. La aplicación de la empresa, que tienes en el smartphone y guarda los datos de tu perfil, te ha permitido dejarlo anoche todo preparado. El edificio te está esperando.

En la entrada del parking, las cámaras reconocen automáticamente la matrícula de tu coche, contrastan los datos con los de tu perfil y te permiten el acceso. Un sistema inteligente de aparcamiento te dirige hacia la plaza que ya te ha reservado. Las cámaras de reconocimiento facial te identifican al llegar a recepción; allí presentas el código de barras que previamente te enviaron al móvil con tu autorización de seguridad. Como ya sabe a qué sala de reuniones vas, el edificio llama al ascensor.

Llegas a la planta correcta y un sistema de localizadores automáticos te lleva hacia la sala de reuniones. Sabiendo que llegas pronto, sugiere a través de tu smartphone que te tomes un café. Aceptas y cambia de ruta para llevarte a la máquina dispensadora. “¿Lo de siempre, Señora Smith?” te pregunta muy educadamente. Un sistema de pago sin efectivo se encarga del resto.

Entras en la sala de reuniones. Se activa el sistema audiovisual y el equipo de videoconferencia conecta con las oficinas regionales. Sabe qué tipo de dispositivo tienes pensado utilizar y se conecta de forma automática con el sistema AV. El Sistema de Gestión de Edificios Inteligentes (iBMS o Intelligent Building Management System) tiene programada la temperatura de la sala y la iluminación está optimizada para videoconferencias. Estás lista. Apetece relajarse pero optas por aprovechar y mirar algunos emails.

 

Más inteligente y mejor

Las tecnologías inteligentes están acelerando el desarrollo de las oficinas modernas. Ya es historia la típica oficina donde acudías a trabajar sólo porque tenía la infraestructura y recursos adecuados.

En los centros de trabajo actuales los smartphones están omnipresentes, haciendo que tanto usuarios como propietarios demanden un alto nivel de funcionalidad basada en aplicaciones inteligentes. Este cambio cultural está transformando nuestros entornos de trabajo. Dentro de poco, la experiencia de la Señora Smith será tan habitual en las oficinas como las dispensadoras de agua o los horarios flexibles.

Los trabajadores de hoy en día demandan mejores condiciones para aumentar su bienestar y su experiencia cotidiana en el trabajo. Quieren oficinas que cuenten con varios entornos adaptados a distintas formas de trabajar, por ejemplo, zonas para tareas colaborativas o “barrios” para proyectos, que son fáciles de configurar. Movilidad y conectividad son clave.

Los promotores y sus clientes, por otro lado, buscan aprovechar el espacio al máximo. Los gestores inmobiliarios quieren saber si las oficinas se utilizan con eficacia, lo cual es difícil de evaluar cuando el equipo humano trabaja de forma ágil, moviéndose por varias plantas y edificios. Precisamente en este sentido, las nuevas tecnologías de edificios inteligentes pueden ayudar.

 

Las tecnologías en distintos sectores

Desde hace muchos años, los grandes comercios y centros comerciales han utilizado sistemas de recuento para analizar la afluencia (localización y número de personas que entran en algún momento dado) y el flujo de visitantes por zona de venta. Hoy en día, las oficinas emplean tecnologías similares para detectar la presencia de trabajadores en salas de reuniones o analizar cómo se mueven por el edificio.

Imagina que quieres tomar algo en el comedor de la oficina. Tienes prisa, así que antes de ir a comer echas un vistazo a la aplicación de la empresa para ver si la fila es muy larga. Al mismo tiempo, podrás consultar la carta y el perfil nutricional de cada plato. Dentro de poco será posible pedir y pagar tu comida a través de la app, además de optar por un servicio de entrega en mesa realizado por medio de un robot, una tecnología que ya está en fase de prueba en el sector hostelero.

La nueva tecnología también relega al olvido la imagen de unas salas de reuniones vacías con las luces, proyector, pantalla y calefacción encendidos. Sensores conectados al sistema de reserva detectan de forma automática si hay alguien en la sala; a través del iBMS, las salas vacías se ponen en modo de espera con el consecuente ahorro de energía y dinero.

Climatización y dispositivos integrados o fáciles de manejar, junto con un sistema de reserva por aplicación, crean una oportunidad que influye en el comportamiento del personal a la hora de gestionar el espacio. Se puede premiar a los trabajadores (por ejemplo, con bonos para el comedor) si marcan como vacía una sala abandonada antes de lo previsto, una acción que permite al sistema pasar la sala a modo de espera y ofrecerla a otro usuario.

Este tipo de tecnología también proporciona a los gestores inmobiliarios datos en tiempo real sobre toda su cartera de propiedades. Les ayuda a identificar tendencias de uso y entender por qué algunas zonas tienen más tráfico que otras. Los sensores les permiten evaluar el impacto de posibles factores como ruido ambiental, luz, temperatura y ventilación.

 

Soluciones a medida

Por supuesto, cada empresa tiene sus necesidades particulares. Cuando el equipo de Fórmula 1 Red Bull Racing instaló casi 500 sensores wifi en su fábrica de Milton Keynes, Reino Unido, el objetivo fue mejorar el ambiente para hacer a sus trabajadores más felices y productivos, mejorando así el rendimiento.

Los sensores wifi se instalaron con rapidez y facilidad, y al contrario que las soluciones con cable, con un impacto mínimo sobre la estructura del edificio. Monitorizan factores como temperatura, ruido y luz, pasando los datos a un modelo en tiempo real que permite optimizar el funcionamiento del edificio. La misma tecnología también ha impactado de forma positiva en la seguridad, ya que los sensores pueden detectar si alguien ha dejado alguna ventana abierta.

Para que funcionen estas tecnologías existentes, nuevas y emergentes, la infraestructura informática sigue siendo una pieza clave del puzzle, bien sea por cable o wifi. Requiere un diseño ágil y flexible, capaz de reaccionar con rapidez ante cualquier circunstancia. Es la infraestructura la que hace posible usar la tecnología.

Por ejemplo, un gestor inmobiliario que se encuentra con bajos niveles de ocupación en una zona determinada puede experimentar con una nueva distribución en planta o configuración del espacio. Con la ayuda de los sistemas adecuados para monitorizar el edificio y las oficinas, ahora puede disponer de datos a tiempo real para identificar tendencias de uso y evaluar si la nueva distribución se traduce en mayor ocupación. Las soluciones más acertadas se pueden implantar en otras zonas de bajo rendimiento.

 

El crecimiento de las tecnologías inteligentes

También aparecen otras tendencias. Los estudios actuales demuestran que la productividad, el bienestar y la felicidad aumentan en un entorno de trabajo con buena iluminación, una temperatura agradable y ventilación adecuada. Hoy en día, los trabajadores pueden encontrar fácilmente dispositivos de mano a precios accesibles para medir los niveles de CO2, la temperatura y la humedad. En consecuencia, el enfoque ha cambiado. Al principio, las tecnologías se centraban en el uso de los espacios; ahora se demandan sistemas de control ambiental situando el bienestar del personal como principal objetivo.

Los inversores buscan cada vez más eficacia de sus carteras inmobiliarias mientras que los usuarios demandan mejores espacios para trabajar en equipo. Para responder adecuadamente a estas necesidades, a veces opuestas, los edificios tienen que ser más inteligentes, permitir la recopilación y análisis de datos o la optimización y gestión de los espacios, incluso con la ayuda de inteligencia artificial.

Una buena gestión del espacio laboral y la creación de lugares sostenibles e inspiradores también contribuye a mejorar los retornos de la inversión inmobiliaria haciendo más atractivos los edificios y más felices a sus usuarios (lee más aquí). Los propietarios e inquilinos que aprovechan la tecnología digital no solo responden a las necesidades del usuario actual; también se diferencian de la competencia, abriendo la posibilidad de conseguir mayor rendimiento sobre inversión en sus oficinas inteligentes.

En noviembre 2017, Amazon dio a conocer Alexa for Business, una “ayudante inteligente” para el negocio. Ya implantado para el entorno doméstico, este sistema de inteligencia artificial activado por voz se traslada al entorno de trabajo. Puede analizar horarios, gestionar agendas, organizar reuniones o buscar información. Permite interactuar con la voz de una forma que se percibe como algo natural, ayudando a que el espacio laboral sea más eficaz y productivo. Es otro paso significativo para la tecnología de edificios inteligentes y un ejemplo más de cómo la tecnología digital impulsa mejorías en productividad, eficacia y satisfacción en el entorno del trabajo.