Select a page

La IA y la robótica despiertan tanto entusiasmo como preocupación hacia los métodos modernos de trabajo. Es hora de centrarse en las oportunidades que presentan y de preparar a la sociedad para los próximos cambios, según Agustina Bottinelli.

El trabajo sobre papel, la comunicación por correo tradicional, teléfono y los procesos industriales sin ordenador ya son sombras del pasado. Lo digital dejó de ser nuevo; es lo más habitual. Hace relativamente poco, digamos unos 10 años, los smartphones ni siquiera existían. Ahora son el centro neurálgico de nuestro día a día. En este contexto, donde buscamos tecnologías y ordenadores cada vez más rápidos e intuitivos, la inteligencia artificial (IA) cobra más importancia en el mundo digital y en la sociedad.

La inteligencia artificial es un campo de la informática que se centra en el desarrollo de máquinas racionales, capaces de simular las decisiones o acciones de seres humanos. Su razonamiento se basa en la extracción y aprendizaje continuo de los macrodatos — grandes conjuntos de datos que las empresas analizan y utilizan para mejorar sus beneficios — y en la capacidad de mejorar su rendimiento de forma constante. Aprenden, razonan y resuelven problemas con mayor rapidez que cualquier ser humano podría alcanzar.

Por ese motivo, es normal que la llegada de la IA y la robótica cause tanta preocupación como entusiasmo en cuanto a su impacto sobre nuestra forma de trabajar. Los expertos prevén que la IA tendrá un efecto significativo en sectores como la industria farmacéutica, finanzas, hostelería, educación, telecomunicaciones y sus respectivos entornos laborales durante los próximos 10 años.

 

El futuro ha llegado

En sus centros de trabajo, algunas personas ya habrán visto la IA en acción, en forma de chatbots o bots conversacionales. Estos programas son capaces de simular conversaciones con interlocutores humanos y manejar una gran variedad de situaciones. Se espera que las empresas ahorren millones de euros al año en gastos salariales, además de aumentar la eficacia en un 30%.
En los departamentos de informática, los chatbots se encargan en un primer momento de atender los problemas enviados al helpdesk o centro de ayuda, mientras que en otros departamentos como RRHH ya los utilizan como centros informativos virtuales para los empleados, donde estos chatbots responden a preguntas generales sobre nóminas, impuestos o vacaciones.

Las empresas ven un enorme potencial y empiezan a invertir en el desarrollo de software para crear programas apoyados por IA que agilizan sus operaciones administrativas, actividades que a menudo llevan mucho tiempo. Un ejemplo es dTrax, una herramienta creada por la consultoría Deloitte, la cual se centra en la gestión de contratos como apoyo a los departamentos legales. El programa puede redactar, negociar y ejecutar contratos, permitiendo que los equipos legales contribuyan con la empresa de forma más rápida y eficaz, a la vez que reduce el tiempo necesario para gestionar el proceso de contratación.

 

Desarrollar habilidades nuevas

Aunque la IA crea nuevos puestos de trabajo, también condena a otros a desaparecer. La adopción de tecnologías disruptivas como la IA está cambiando el mundo profesional a un ritmo vertiginoso. Según el McKinsey Global Institute, en el 2030 casi el 50% de los trabajos estarán en riesgo de ser automatizados por la IA.

Para algunos, estas previsiones son aterradoras; sin embargo, el debate no ha de centrarse en número de trabajos reemplazados por la IA. La discusión debe afrontar cómo preparar a la sociedad para los cambios que se aproximan, y en este contexto, cómo los seres humanos podemos mejorar o adecuar los conocimientos que ya tenemos.

Varios estudios académicos apuntan a que las habilidades consideradas hoy en día como esenciales pueden cambiarse con la llegada al mundo laboral de la IA. Las habilidades del futuro son las llamadas soft skills, como la creatividad, gestión de personas o capacidad de colaboración. Para la motivación y retención del personal, será clave que las empresas se adapten a este nuevo entorno.

La empresa estadounidense de telecomunicaciones, AT&T, por ejemplo, ha lanzado una iniciativa llamada Workforce 2020. El programa supone una inversión de mil millones de dólares y tiene como objetivo volver a formar a más de 100,000 empleados cuyos puestos de trabajo ya no existirán dentro de 10 años.

 

El nuevo paisaje laboral

No está claro todavía qué pasará con los millones de puestos reemplazados por la IA. De cada crisis surgen nuevas oportunidades y la cuarta revolución industrial no debe ser ninguna excepción.

En la frenética carrera por incorporar la IA en el ámbito laboral, ganarán aquellas empresas que capaciten a sus equipos humanos para centrarse en la toma de decisiones estratégicas y dejar de perder el tiempo en laboriosas tareas que pueden realizarse con programas de IA.

Por lo tanto, en un escenario ideal, los seres humanos se dedicarán a tareas que sólo un ser humano puede afrontar. Las habilidades más demandadas tendrán que ver con la creatividad, flexibilidad e interacción social. Y aunque parece imposible hoy en día, la IA generará un sinfín de oportunidades laborales y profesionales para personas en todo el planeta.