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Con una población activa bien formada y una economía competitiva, centrada en impulsar el negocio, Irlanda conserva su puesto como uno de los países que más rápido crece en Europa. Atractiva para inversores y empresas extranjeras se dispone a crecer aún más, afirma Greg Flynn.

Irlanda, el país de habla inglesa más grande y poblado de la zona euro, se posiciona entre las economías que más rápido han crecido durante los últimos cuatro años. En un contexto global de incertidumbre económica y política, Irlanda mantiene una economía estable, competitiva, centrada en impulsar el negocio y en particular la tecnología, el sector de las ciencias biológicas y de la salud, o los servicios financieros.

Irlanda continuará como socio del mercado único de la UE y de la moneda Euro, contando con la población más joven de Europa (alrededor de 50% menores de 35 años). Disfruta de una población activa muy bien formada, que mira con buenos ojos el compromiso con Europa: el 86% está a favor del libre movimiento de ciudadanos europeos para vivir, estudiar y hacer negocios (la media europea está por debajo del 81%). En los últimos cuatro años el desempleo se ha reducido a la mitad, llegando al 6% en febrero 2018, situándose por debajo de la media en la UE (7,3%) y zona euro (8,6%).

Además, la economía irlandesa creció un 7,3% en 2017 y según el último informe trimestral del Economic and Social Research Institute (ESRI), se espera que el PIB aumente 4,7% en 2018 y 3,9% en 2019. Este crecimiento se ve reflejado en los distintos sectores de la economía.

 

Un cambio de enfoque

Dentro del mercado inmobiliario comercial, el sector de oficinas fue el que mejor resultado dio en 2017. El número de transacciones también creció para los edificios multi-residenciales; mientras que en 2016 suponía solo el 6% del mercado inmobiliario comercial en Dublín, en 2017 alcanzó el 17%.

En su presupuesto para el 2018, el gobierno irlandés incrementó el Impuesto sobre Transmisiones Patrimoniales — el impuesto que tiene que pagar el comprador al adquirir una propiedad — del 2% al 6% para transacciones comerciales. Como resultado, es probable que los inversores centren su atención en el mercado residencial más que en el sector comercial. El mismo Impuesto sobre Transmisiones para propiedades multi-residenciales sigue sin cambios, solo 1% hasta un millón de euros y 2% para cifras mayores.

A los inversores les interesan en particular productos de nueva construcción para alquilar, propiedades que, al contrario que el parque existente, les permiten conseguir el precio máximo del mercado. Los esfuerzos del gobierno en revisar el coste de invertir en un apartamento o piso — por ejemplo, en actualizar las directrices de diseño para el permiso de obra — han sido bien recibidos por la industria que ve estos cambios como un paso hacia un sector residencial más maduro.


La demanda se dispara

Durante los últimos años, los precios tanto de compra como de alquiler en el mercado residencial irlandés han aumentado de manera significativa. En particular, destaca el caso de Dublín, donde los precios de venta han subido un 55% y los de alquiler un 65% en los últimos cinco años. Reflejan no sólo la fuerte demanda si no también una falta de oferta. En cuanto a la demanda, se calcula que Irlanda necesita como mínimo 35.000 casas nuevas al año para responder a la obsolescencia inmobiliaria, la reducción del tamaño promedio de los hogares, el aumento natural de la población y probables presiones migratorias.

Atraer la inversión extranjera

Según el Global Locations Trend 2017 Annual Report de IBM, Irlanda lleva siete años consecutivos ocupando el primer puesto a nivel mundial en cuanto a su capacidad de atraer proyectos de alto valor. Es un destino predilecto para la inversión extranjera directa, con una economía pequeña pero altamente globalizada, reforzada por un impuesto sobre sociedades del 12,5% (desde 2003) y acuerdos fiscales con 72 países.

El informe de IBM también habla de la actividad inversora del futuro y el efecto transformador de la innovación disruptiva. Tecnologías como el Internet de las Cosas, macrodatos, analítica o la colaboración social a través del móvil — en su conjunto, “la cuarta revolución industrial” — traen una nueva ola de desarrollo digital que promete reinventar nuestra forma de trabajar.

Irlanda está a la vanguardia en cuanto a sus preparativos para esta revolución digital. Ya atrae a empresas que se dedican a las tecnologías más actuales, como robótica, inteligencia artificial o realidad virtual.

Líder mundial en centros de procesamiento de datos

El crecimiento explosivo de la industria de procesamiento de datos es una clara señal de la transformación digital. Los centros de procesamiento (o CPD) ofrecen la manera más eficaz de guardar los datos, tanto por el aprovechamiento del espacio como el tiempo empleado. Sin embargo, su importancia apenas se ve reflejada en el mercado inmobiliario actual. Se componen de grandes conjuntos de servidores trabajando en red, utilizados generalmente por grandes corporaciones para el almacenaje remoto, procesado y distribución de datos. El diseño de los CPD varía mucho pero todos comparten algunas características comunes: son muy seguros, requieren grandes cantidades de electricidad y potentes sistemas de refrigeración.

Detrás del aumento excepcional de demanda para centros de procesamiento está el Internet de las Cosas. En 2017 se invirtió 21500 millones de euros en el mercado de CPD en Europa y la actividad en este sector se ha duplicado año tras año desde 2011.

El apoyo activo del gobierno irlandés en la inversión de empresas como Amazon y Microsoft en centros de datos hiperescala ha resultado en la construcción de instalaciones gigantescas en los alrededores de Dublín. En la actualidad, las autoridades investigan posibles localizaciones para nuevos CPD en Irlanda, lo cual indica que entrarán más terrenos en el mercado.

La conectividad es un factor clave para que Irlanda llegue a convertirse en un líder en el mercado de los CPD. El país cuenta con una gran conectividad internacional por cable y el lanzamiento del primer sistema directo por cable desde Irlanda a Francia (sin pasar por Reino Unido) está previsto para el tercer trimestre de 2019. Irlanda también tiene instalada una amplia red de fibra óptica y fibra obscura, con más expansión ya prevista. Si todos los proyectos de expansión por parte de terceros se llevan a cabo, la inversión para finales de 2020 sumará 740 millones de euros.

 

Apuntando alto

El gran atractivo de Irlanda reside en su estatus dentro de la UE, sus impuestos bajos, una población activa altamente cualificada y nativa en inglés, sus vínculos comerciales y experiencia contrastada con multinacionales, y un sólido marco legal y reglamentario que apuesta por favorecer el negocio. También ha apoyado el desarrollo de energías renovables, en particular la energía eólica.

El lanzamiento por parte del gobierno de Project Ireland 2040 — un proyecto de 116 mil millones de euros — debe servir como motor para seguir impulsando la economía. Este plan ambicioso necesitará una movilización significativa de los recursos y mecanismos adecuados para que Irlanda se acerque a los primeros puestos en el ranking internacional de inversión pública.